En su interior destaca la decoración con bolas sobre los arcos y capillas. En uno de estos arcos está representado uno de los siete pecados capitales, “la pereza”. En las capillas destacan las iconografías en relieve con escenas bíblicas, tales como la visitación, Cristo y los apóstoles, la expulsión del paraíso o los pecados capitales. Fue destechada y abandonada por motivos políticos y religiosos en el s. XIX, trasladando la iglesia parroquial a la iglesia del antiguo convento de San Francisco más céntrica. Finalmente se utilizó como cementerio parroquial.