Fue abandonada por motivos políticos y religiosos en el s. XIX, trasladando la
iglesia parroquial a la iglesia del extinguido
convento de
San Francisco. Desde entonces se utilizó como
cementerio parroquial, y está declarado el tercer
monumento funerario más importante de
España por la prestigiosa Asociación de
Cementerios Significativos de Europa (ASCE) Cuentan que el
tejado de esta iglesia
medieval, que hoy se encuentra en
ruinas, se destruyó por castigo a un sermón de
Semana Santa en el que se dijeron muchas barbaridades. Dicen también, que los
arcos de las ruinas no caen, porque están pegados con la sal que salía de las factorías de salazón de sardina que había en
Cambados cuando se hizo la iglesia, y esa sal mezclada con la grasa del
pescado ofrece mucha resistencia.