Diego Gelmírez, adquirió y mandó reconstruir la fortaleza (s. XI), ya que se encontraba en una posición estratégica, controlando la entrada de la Ría de Arousa. En lo alto de la
torre se encendía una
hoguera para que desde la fortaleza de la Lanzada o las
Torres de Catoira fuera vista y así avisar la población de posibles ataques vikingos. Este sistema fue muy empleado en tierras gallegas durante la baja edad media y a buen seguro que sirvió para salvar muchas vidas