En el centro histórico de Combarro se encuentran muestras relevantes de uno de los monumentos gallegos por excelencia: los cruceiros. Los antropólogos explican que estas cruces de piedra, con figuras religiosas, elevadas sobre gradas o escalones, se colocaban en lugares de antiguo culto paleocristiano para cristianizarlos, aunque la cultura popular cuenta que se colocaban para proteger los caminos y sus encrucijadas.