Entre todos ellos, destacan los 30 hórreos colocados en línea a la orilla del mar. En consecuencia, la fachada marítima del pueblo resulta inconfundible. Lo curioso de esta ubicación tiene una causa completamente práctica. Y es que en Combarro se colocaron gran cantidad de hórreos a la orilla del mar porque muchos de los habitantes del pueblo poseían y trabajaban tierras al otro lado de la ría.