Rudofsky seleccionó cerca de 200
fotografías en blanco y negro, procedentes de unos 60 países, que se revelaron al público en series de "paredes huecas" sin títulos ni explicaciones. Después, a la entrada de la muestra colocó una pequeña etiqueta en la que dejaba entrever la finalidad de la
exposición: "lejos de ser accidental, esta
arquitectura sin pedigrí brinda evidencia tangible de formas de vida más humanas e inteligentes (...) Lo que tomamos como
edificios arcaicos son a menudo modelos de verdadero funcionalismo y modernidad atemporal (a diferencia de las modas arquitectónicas)".