Hola: Qué pena ver caer una casa hermosa en la que aprendí a andar en bicicleta propiedad de Pepe, el sacristán, y donde un sábado de gloria, después de tocar las campanas, en la lareira, Julio do Cano (tristemente fallecido), Ernesto do Crego (hoy do Touredo) y yo asamos unos ricos choricitos que nos comimos acompañados de una botella de anís que entera nos bebimos, yo más de la mitad. Qué trompa, estuve varios meses erutando con olor a anís. Saludos para todos y para Edita un abrazo