En los años 50 se instaló en el
barrio de la Serradela una alfarería, en cuyas instalaciones aún es digno de ver moldear el barro con sus propias manos a su fundador, Añón.
En
Meder, sobre los años 1950, había un cura muy famoso al que acudía gente de muchos lugares, incluso bastante alejados, porque curaba la vista. Se llamaba D. Francisco y tenía un hermano, cura de
Leirado, que escribió una leyenda sobre la gallina con sus pollos, en la que decía que a partir de la media
noche andaban piando en la cuesta de la piedrablanca, cuesta en donde había una cantera de la que se extraía el cuarzo y que unía la Serradela con Leirado.