Situada en una isla famosa por sus
aguas medicinales, esta
ermita ya existía en el siglo XII, época en la cual el acceso a ella sólo se podía realizar en
barca. En el transcurso de los siglos la ermita fue sufriendo modificaciones hasta llegar al siglo XIX en que se revistió exteriormente de conchas de vieira, adquiriendo su curioso aspecto actual.