Años después concretamente en 1185,
Oia se anexiona a la regla reformada de
San Bernardo lo que va a repercutir en su fisonomía arquitectónica, austera y sobria, propia de la
arquitectura cisterciense. Los imponentes muros almenados del cenobio simulan ser una fortaleza costera. Así, en el siglo xvii, por su privilegiada posición estratégica constituyó un importante baluarte defensivo frente a los constantes saqueos e invasiones marítimas tan frecuentes en aquella época en las rías gallegas.