Las obras de la cabecera comenzaron en 1304 o 1305. A finales del siglo XVIII se decide reformar la
iglesia mediante una nueva nave, de estilo neoclásico, que sustituiría a la antigua iglesia
gótica. Sin embargo, su construcción fue frenada en 1835, cuando el estado aprobó la desamortización de Mendizábal y puso a la venta las posesiones de las órdenes religiosas, incluyendo el
convento.