La introducción de la metalurgia (4.000 a. C.) dejó testimonios como el casco de bronce o las hachas de
Caldelas (hoy en el
Museo Diocesano tudense) o los grabados rupestres de
Randufe. En la época castreña (s. VIII-VII a. C. a I d. C.) asistimos a la construcción de poblados estables y fortificados en las cimas de los
montes y oteros, los llamados “castros”. Los autores de la época señalan a Tuy (Tude) como capital del grupo gentilicio de los “Grovios”.