La calidad artística de los
retablos, la valía de las piezas que en sus vitrinas se conservan y el preciosismo de los detalles de las mismas conforman este espacio de la
Catedral Tudense como uno de los más característicos del primer templo de la ciudad, en el que la
historia y el
arte se dan cita en tiempo y forma para mostrar generosamente el patrimonio tan rico que los siglos han legado a esta conocida catedral gallega.