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Coro en la catedral de Santa María, TUI

Se trataba de una tela rectangular, con un agujero para meter la cabeza, que le llegaba algo más abajo de los caderas. Además de llevar el sambenito a muchos se les condenaba a penas de prisión y se les confiscaban sus bienes. Cumplido el tiempo de llevar la prenda puesta, la tela -con el nombre del penitente y el delito cometido- era colgada en la iglesia a la que pertenecía. Así servía para señalar no solo a la persona sino también a su familia y estirpe.
(22 de Mayo de 2022)