Tener un sambenito en la
familia impedía matrimonios. De hecho, un enamorado llegó a descolgar el sambenito de la familia de su amada para así casarse. Tener un sambenito impedía ocupar determinados cargos municipales, eclesiásticos y académicos, condicionaba
amistades y los negocios, conllevaba mofas, escarnio…