En 1886 se construye el
puente internacional que uniría por
carretera y ferrocarril
Galicia con
Portugal, convirtiéndose en un gran nexo de unión entre el sur de Galicia y el norte de Portugal. Su situación fronteriza también propició que fuera la
puerta de Galicia del
Camino Portugués a Santiago y llegó a contar con un gran
hospital de peregrinos que hoy es el actual
Museo Diocesano.