Hace pocos días regresé a Barcelona después de haber estado una temporada en mi querido pueblo Víascón. Regresé sin despedirme de muchos amigos. De muchos buenos amigos que al cabo de tantos años ausente, me conocieron y saludaron, lo cual fue para mi un orgullo, por tanto halago que me brindaron. Las despedidas no me hacen gracia. Pero desde aquí, quiero decirles a todos que les estoy enteramente agradecido por todos los detalles que han tenido conmigo. Para todos ellos un fuerte abrazo. Si Dios lo quiere, no tardaremos en vernos para tomar juntos un "chanqueiro". (SIMITO).