"Los primeros documentos que se tienen del
monasterio datan del s. XI. En aquella época ya existía una fuerte
tradición monástica que fomentaban los monjes benedictinos. Estos, tras su desaparición, dejaron como testimonio de su paso por estas tierras navarras, una recoleta
iglesia de planta cuadrada, que aún es posible contemplar entre las
ruinas del primitivo monasterio.
La nueva abadía nace a raíz de que el de obispo de Pamplona D. Pedro de París, donase a su hermano Nicolás la vieja iglesia de Iranzu para que allí fundara un monasterio de su orden. Éste aprovechó las generosas donaciones de nobles y monarcas para extender sus dominios y edificar los alrededores del templo siguiendo las premisas de la orden del Císter: “en el fondo de un
valle cerrado, cerca de un
río en el que el
agua fluya generosamente y, como horizonte, el
cielo para estar más cerca de Dios”.
Información extraída de: http://turismo.
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abarzuza/