EL OJEADOR DE FUTBOLISTAS PARA EL ATHLETIC EN TERRITORIO FORAL.
El Athletic que siempre se ha nutrido de los mejores jugadores vascos y navarros como es normal hace especial seguimiento al territorio navarro. Kike Mayayo (descubridor de Fernando Llorente), Félix Burgui (descubridor de Iker Muniain) y Juan Carlos Segura son los principales ojeadores que tiene el Athletic en Navarra
El Athletic que siempre se ha nutrido de los mejores jugadores vascos y navarros como es normal hace especial seguimiento al territorio navarro. Kike Mayayo (descubridor de Fernando Llorente), Félix Burgui (descubridor de Iker Muniain) y Juan Carlos Segura son los principales ojeadores que tiene el Athletic en Navarra
Félix burgui, también descubrió a EKIZA.
Ekiza (Iruñea, 6 de marzo de 1988) ingresó en Lezama en la categoría cadete. Antes jugaba en la Txantrea, un productivo afluente del Athletic. Hasta Pamplona se llegó Ernesto Valverde en la campaña 2001-02 para firmar el acuerdo de trasvase del defensa, y también de Iñigo Pérez, con el presidente del club navarro, GustavoLazaga. Una figura importante en esta operación fue Félix Burgui, sufrido ojeador de la entidad rojiblanca en tierras navarras. Fue quien le puso el lazo.
Burgui recuerda que en esa etapa se veía que Ekiza era "un chico con un potencial físico importante. Se las llevaba todas por fuerza". Aunque también apreciaba otras virtudes en el jugador. "Tenía un nivel intelectual alto, era humilde, trabajador... Siempre se exigía un punto más que los demás. Era un chaval sensacional", recuerda. Su incursión en el primer equipo es "motivo de alegría para la familia, el club convenido, Lezama y los ojeadores".
El ojeador también observa que ha cambiado su posición en el terreno de juego. "Entonces jugaba en el medio campo, por sus arrancadas y por el espíritu que tenía. Sabía lo que quería", destaca. Ese último apunte sobre su personalidad se ha trasladado en el tiempo. Este técnico cree que sigue manteniendo esa seguridad. "Sabe a lo que juega y lo que es. Es su mayor virtud", subraya.
Aunque ahora ya no está en sus manos, ha seguido su trayectoria. Indica que "dos años de lesiones han parado su crecimiento" y comenta que "el trabajo en Lezama con este chico ha sido muy importante". A modo de ejemplo, para resaltar la gran progresión de Ekiza, Burgui considera que "ha tenido una gran mejoría con el golpeo de izquierda, ahora la pone donde quiere".
En el momento de fabricar el retrato robot del futbolista en el que se ha convertido se acumulan los adjetivos. "Es sobrio, inteligente, listo, rápido, hace las cosas bien, no se vuelve loco, es contundente...", dibuja. Y lo adorna con otra cualidad. "Tiene la cabeza bien amueblada".
Burgui tiene una gran fe en Ekiza. En su presente y en su futuro. En su fútbol y en su forma de ser. Piensa que vestirá la camiseta rojiblanca durante mucho tiempo. "No es un comodín o un parche, dará muchos años buenos al Athletic. Puede haber saltado al primer equipo por las circunstancias, pero es que cada día va a más. Por su personalidad, parece que lleva jugando toda la vida", reflexiona, al mismo tiempo que deja su valoración sobre el último encuentro disputado en Mallorca: "Lo hizo todo bien. Tiró bien el fuera de juego, corrió más que los rivales y jugó bien el balón".
Ekiza (Iruñea, 6 de marzo de 1988) ingresó en Lezama en la categoría cadete. Antes jugaba en la Txantrea, un productivo afluente del Athletic. Hasta Pamplona se llegó Ernesto Valverde en la campaña 2001-02 para firmar el acuerdo de trasvase del defensa, y también de Iñigo Pérez, con el presidente del club navarro, GustavoLazaga. Una figura importante en esta operación fue Félix Burgui, sufrido ojeador de la entidad rojiblanca en tierras navarras. Fue quien le puso el lazo.
Burgui recuerda que en esa etapa se veía que Ekiza era "un chico con un potencial físico importante. Se las llevaba todas por fuerza". Aunque también apreciaba otras virtudes en el jugador. "Tenía un nivel intelectual alto, era humilde, trabajador... Siempre se exigía un punto más que los demás. Era un chaval sensacional", recuerda. Su incursión en el primer equipo es "motivo de alegría para la familia, el club convenido, Lezama y los ojeadores".
El ojeador también observa que ha cambiado su posición en el terreno de juego. "Entonces jugaba en el medio campo, por sus arrancadas y por el espíritu que tenía. Sabía lo que quería", destaca. Ese último apunte sobre su personalidad se ha trasladado en el tiempo. Este técnico cree que sigue manteniendo esa seguridad. "Sabe a lo que juega y lo que es. Es su mayor virtud", subraya.
Aunque ahora ya no está en sus manos, ha seguido su trayectoria. Indica que "dos años de lesiones han parado su crecimiento" y comenta que "el trabajo en Lezama con este chico ha sido muy importante". A modo de ejemplo, para resaltar la gran progresión de Ekiza, Burgui considera que "ha tenido una gran mejoría con el golpeo de izquierda, ahora la pone donde quiere".
En el momento de fabricar el retrato robot del futbolista en el que se ha convertido se acumulan los adjetivos. "Es sobrio, inteligente, listo, rápido, hace las cosas bien, no se vuelve loco, es contundente...", dibuja. Y lo adorna con otra cualidad. "Tiene la cabeza bien amueblada".
Burgui tiene una gran fe en Ekiza. En su presente y en su futuro. En su fútbol y en su forma de ser. Piensa que vestirá la camiseta rojiblanca durante mucho tiempo. "No es un comodín o un parche, dará muchos años buenos al Athletic. Puede haber saltado al primer equipo por las circunstancias, pero es que cada día va a más. Por su personalidad, parece que lleva jugando toda la vida", reflexiona, al mismo tiempo que deja su valoración sobre el último encuentro disputado en Mallorca: "Lo hizo todo bien. Tiró bien el fuera de juego, corrió más que los rivales y jugó bien el balón".