Es una pena que después de lo que costó rehabilitar el coro con toda su sillería, se permita entrar a la gente sin vigilancia, sobre todo en época de romerías. Algunas personas llegan sentarse pese a los carteles que prohíben usar los asientos. La gente o no sabe leer o no quiere entender. Ved el artículo que en su momento publicó Mikel Burgui en su blog.