El fondo del valle no ocupado por cultivos es propio del quejigo, un roble propio del área de influencia mediterránea que requiere suelos frescos y profundos, pero en los cantiles de sustrato calcáre, más secos, de la siera de Bóveda, aparecen encinares con profusión, en ocasiones adehesados. El haya queda restringida a cota altitudinales algo mayores, donde se acumula la niebla. Mientras tanto, el pino albar natural o subespontáneo, ocupa fácilmente los espacios entresacados, configurando un paisaje típico. En esta diversidad vegetal y ambiental abunda la avifauna: la Sierra de Bóveda contiene una Zona de Especial Protección para las Aves(ZEPA), ligada al Parque de Valderejo.