Meses atrás denunciábamos en esta sección el lamentable estado en el que se encontraba esta Necrópolis de Santa Lucía y Santa Olalla, sita en el pueblo valdeguñés de Corro. Tanto el acceso ya inexistente como las propias tumbas de la Necrópolis habían sido invadidos por la madre naturaleza en forma de malezas y matorrales diversos. Hoy debemos escribir para felicitar tanto a la Diputación Foral de Alava como al Gobierno Vasco, Instituciones que recogieron nuestra denuncia y hoy hacen posible contemplar dicha Necrópolis como el esplendor que se merece.
Su acceso se realiza circulando por la carretera A-2622 desde Villanueva de Valdegovía dirección hacia Bóveda, encontraremos el desvió a Corro, pero a unos 150mts antes de llegar a este desvío y a mano derecha encontramos esta necrópolis. Hay un cartel indicador de la necrópolis y se ha realizado un amplio sendero de acceso hasta la misma, balizando el mismo de una forma rústica pero eficaz a través de trozos de tronco de pino, seguramente provenientes de la poda realizada para realizar el camino y limpiar las tumbas. Quizá no sea esta la mejor forma de acceder a la misma ya que hay que ir andando por el borde de la carretera, que no muy transitada, entraña un posible peligro. Nos han comentado la posible idea de realizar un sendero desde las Cuevas artificiales de ese pueblo de Corro hasta esta Necrópolis, ya que las cuevas cuentan con un amplio aparcamiento y zona de esparcimiento.
Ya dijimos entonces que era de origen altomedieval, está compuesta de una treintena de tumbas antropomorfas excavadas en la roca viva. Las tumbas excavadas en la roca es una forma de sepultura que surgió en la época medieval. La tipología de estas sepulturas que nos ocupan es de tipo antropomorfa, que se distinguen de las de tipo rectangular, trapezoidal, u ovaladas, en que además tienen la cabeza esculpida en la tumba y son las que más se asemejan a la forma humana. Las sepulturas que aquí tratamos, tienen todas las cabezas orientadas hacia el oeste. Estas tumbas que hoy vemos abiertas, al aire libre, tenían todas ellas sus correspondientes tapas. Esta tapa bien podía ser de una sola pieza o bien varias losas más pequeñas que tapaban en su totalidad la tumba. En muchas sepulturas puede apreciarse en todo su alrededor, también excavado en la misma roca, un rebaje que se practicaba para poder encajar esta tapa, en otros casos las losas que cubrían la sepultura deberían estar apoyadas directamente en el suelo.
En general las primeras sepulturas practicadas en roca fueron en los siglos VI al VIII, evolucionando su forma a antropomorfas, como las que aquí tratamos, entre los siglos X al XII, época en que podemos datar estar sepulturas.
Cuando existe un numeroso grupo de tumbas, formando una necrópolis como esta de Santa Lucía y Santa Olalla, se han de relacionar con algún lugar de culto, generalmente excavados alrededor de la iglesia o con alguna población cercana. En este caso los cavadores serían artesanos especialistas dedicados a este trabajo. Podemos pensar en la existencia en las cercanías de esta necrópolis de alguna iglesia o poblado ya desaparecidos. No olvidemos que cercano a esta necrópolis están ubicadas unas cuevas artificiales muy bien conservadas, pero éstas datan del siglo VII y en principio no tienen relación en el tiempo.
El eje que siguen la totalidad de estas tumbas es Este-Oeste, con los pies al Este, y así la mirada, la cabeza, se orientan al Oeste, en dirección a Tierra Santa. Su construcción es muy sencilla: Primero se escogerían el espacio que debería ocupar la sepultura, para proceder a acondicionar el lugar, aplanando la roca si era necesario, seguidamente marcar la silueta de la misma, corrigiendo si hiciera falta alguna medida. Luego se iría rebajando el lugar destinado a encajar la tapadora para seguir excavando el interior del sepulcro hasta tener la profundidad deseada. Para finalizar se extraían las losas o losa de cubierta de alguna cantera próxima.
Hoy gracias a esta actuación arqueológica llevada a cabo entre Diputación de Álava y Gobierno Vasco, es posible contemplar los dos grandes grupos de tumbas. En la actuación se ha logrado descubrir más tumbas y en alguna de ellas al extirparle el árbol que crecía dentro han salido incluso huesos, dejando el futuro muy abierto a una nueva prospección que nos haga el descubrimiento de más tumbas en el lugar como hemos podido observar. Faltaría también un panel explicativo de la necròpolis.
Respecto a las cuevas artificiales de Corro, indicamos en su día la ausencia de los paneles explicativos de las mismas que en su día estuvieron, y los mismos se han recuperado e instalado en la zona de parking de acceso a las mismas, a fin de no enturbiar la visión de estos elementos arqueológicos con materiales ajenos a los mismos. Enhorabuena.
Por cierto amigos senderistas, estas cuevas las tenéis en el recorrido GR15 entre las localidades de Pinedo y Corro, y un pequeño desvío a las mismas os hará gozar no sólo del sendero sino también de estas impresionantes cuevas artificiales.
Su acceso se realiza circulando por la carretera A-2622 desde Villanueva de Valdegovía dirección hacia Bóveda, encontraremos el desvió a Corro, pero a unos 150mts antes de llegar a este desvío y a mano derecha encontramos esta necrópolis. Hay un cartel indicador de la necrópolis y se ha realizado un amplio sendero de acceso hasta la misma, balizando el mismo de una forma rústica pero eficaz a través de trozos de tronco de pino, seguramente provenientes de la poda realizada para realizar el camino y limpiar las tumbas. Quizá no sea esta la mejor forma de acceder a la misma ya que hay que ir andando por el borde de la carretera, que no muy transitada, entraña un posible peligro. Nos han comentado la posible idea de realizar un sendero desde las Cuevas artificiales de ese pueblo de Corro hasta esta Necrópolis, ya que las cuevas cuentan con un amplio aparcamiento y zona de esparcimiento.
Ya dijimos entonces que era de origen altomedieval, está compuesta de una treintena de tumbas antropomorfas excavadas en la roca viva. Las tumbas excavadas en la roca es una forma de sepultura que surgió en la época medieval. La tipología de estas sepulturas que nos ocupan es de tipo antropomorfa, que se distinguen de las de tipo rectangular, trapezoidal, u ovaladas, en que además tienen la cabeza esculpida en la tumba y son las que más se asemejan a la forma humana. Las sepulturas que aquí tratamos, tienen todas las cabezas orientadas hacia el oeste. Estas tumbas que hoy vemos abiertas, al aire libre, tenían todas ellas sus correspondientes tapas. Esta tapa bien podía ser de una sola pieza o bien varias losas más pequeñas que tapaban en su totalidad la tumba. En muchas sepulturas puede apreciarse en todo su alrededor, también excavado en la misma roca, un rebaje que se practicaba para poder encajar esta tapa, en otros casos las losas que cubrían la sepultura deberían estar apoyadas directamente en el suelo.
En general las primeras sepulturas practicadas en roca fueron en los siglos VI al VIII, evolucionando su forma a antropomorfas, como las que aquí tratamos, entre los siglos X al XII, época en que podemos datar estar sepulturas.
Cuando existe un numeroso grupo de tumbas, formando una necrópolis como esta de Santa Lucía y Santa Olalla, se han de relacionar con algún lugar de culto, generalmente excavados alrededor de la iglesia o con alguna población cercana. En este caso los cavadores serían artesanos especialistas dedicados a este trabajo. Podemos pensar en la existencia en las cercanías de esta necrópolis de alguna iglesia o poblado ya desaparecidos. No olvidemos que cercano a esta necrópolis están ubicadas unas cuevas artificiales muy bien conservadas, pero éstas datan del siglo VII y en principio no tienen relación en el tiempo.
El eje que siguen la totalidad de estas tumbas es Este-Oeste, con los pies al Este, y así la mirada, la cabeza, se orientan al Oeste, en dirección a Tierra Santa. Su construcción es muy sencilla: Primero se escogerían el espacio que debería ocupar la sepultura, para proceder a acondicionar el lugar, aplanando la roca si era necesario, seguidamente marcar la silueta de la misma, corrigiendo si hiciera falta alguna medida. Luego se iría rebajando el lugar destinado a encajar la tapadora para seguir excavando el interior del sepulcro hasta tener la profundidad deseada. Para finalizar se extraían las losas o losa de cubierta de alguna cantera próxima.
Hoy gracias a esta actuación arqueológica llevada a cabo entre Diputación de Álava y Gobierno Vasco, es posible contemplar los dos grandes grupos de tumbas. En la actuación se ha logrado descubrir más tumbas y en alguna de ellas al extirparle el árbol que crecía dentro han salido incluso huesos, dejando el futuro muy abierto a una nueva prospección que nos haga el descubrimiento de más tumbas en el lugar como hemos podido observar. Faltaría también un panel explicativo de la necròpolis.
Respecto a las cuevas artificiales de Corro, indicamos en su día la ausencia de los paneles explicativos de las mismas que en su día estuvieron, y los mismos se han recuperado e instalado en la zona de parking de acceso a las mismas, a fin de no enturbiar la visión de estos elementos arqueológicos con materiales ajenos a los mismos. Enhorabuena.
Por cierto amigos senderistas, estas cuevas las tenéis en el recorrido GR15 entre las localidades de Pinedo y Corro, y un pequeño desvío a las mismas os hará gozar no sólo del sendero sino también de estas impresionantes cuevas artificiales.