Ayer te noté triste cuando me pedías que te disculpase por haberme dicho algunas cosas de las que luego te arrepentiste. Por favor, no vuelvas a pedirme perdón, no tengo nada que perdonarte. A veces las ganas de volver a estar juntos hace que digamos cosas que posiblemente ni siquiera sentimos. Nos dejamos llevar por la impaciencia y eso es algo comprensible que no voy a recriminarte; más bien te lo agradezco. Tus palabras y tu insistencia son un reflejo de todo lo que sientes por mí, un sincero ... (ver texto completo)