Cuentan que su ondulado horizonte de cimas calizas y arenosas totalmente tapizado por espesas masas forestales de haya y roble rebollo, alisos y abedules, es probablemente el espacio más rico en fauna y flora del País Vasco.
Bajo las ramas de cualquier robusto roble de las frondosidades de Izki, sintiendo de cerca la respiración del Parque Natural, sus sonidos y umbrías, uno tiene la corazonada de encontrarse en medio de un bosque-madre, aquel al que se acude buscando amparo como a una madre.
Nos hallamos ante un paisaje forestal excepcional, pues una gran extensión de bosque (unas 3.500 ha) es un magnífico marojal: sin duda uno de los más considerables de toda su área de distribución.