El
abogado y las peras
Fue una vez invitado cierto abogado a los festejos de una
boda que se celebraban en una
casa un tanto distante de la ciudad en que vivía. Púsose, pues, en marcha, y en el
camino encontró a la orilla de la
carretera una cestita llena de hermosas peras.
Como era muy de mañana, no le faltaban ganas de desayunarse con ellas, pero la perspectiva del banquete de boda le indujo a no estropear su buen apetito; y así, dando un puntapié al cesto, lo arrojó al lodo de la cuneta.
Andando,
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