Reverdecen las hiedras de la
fuente
en despertar lluvioso y tempranero,
amanece en los pagos del PIÑERO,
renacen los recuerdos en mi mente.
Le robo alguna lágrima a mi gente:
Sorprendidos retiran con su mano,
con gesto emocionado, que no en vano
mis versos no les son indiferentes.
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