Aquí tenemos a Alfonso Mangado dándole una mano de pintura a los barrote que arrodean la parte superior de la uve, en esa especie de azotea en pequeño es donde terminan esos pequeños deportistas del monopatín, esos chavales que disfrutan de lo lindo recorriendo la uve a la velocidad que les permita su inercia y la velocidad que cojan, pero amigos tanto agarrarse para no volver a bajar durante tanto tiempo, la pintura que tiene se va desgastando y hay que renovar esa pintura reforzándola con otra ... (ver texto completo)