Pablo Perez y yo tenemos por
costumbre subir en
verano antes de las
fiestas al
campanario a contemplar el
pueblo desde la parte más alta.
Así nos vamos fijando en las reformas o cambios que van habiendo en nuestro pueblo.
Esta vez nos armamos de valor y subimos por el interior de la
torre hasta el
mirador que está encima de la
cúpula... ¡Qué mal rato pasé! Jajajaja ¡que vértigo da subir por
escaleras que aunque están nuevas, no tienen muy buen aspecto..!