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Noticia recogida de diario de noticias de Alava
Un apartamento en el cementerio
el alcalde de oion deja que una pareja viva en el camposanto a cambio de limpiar el recinto
oion, pablo josé pérez - Sábado, 22 de Diciembre de 2012 - Actualizado a las 05:17h
EL lugar es desangelado, tanto como el de cualquier camposanto por muchas flores que puedan tener los enterramientos. Para acceder a él hay que atravesar una valla metálica con accesos a derecha e izquierda para personas y por el centro una doble hoja para el paso de vehículos. Asimismo, cerrando la fachada, a ambos lados, hay sendas construcciones, una de las cuales se ha convertido en insólita vivienda para dos personas.
Todas las puertas permanecen cerradas con llaves o candados. Aquí resulta innecesario el portero automático, pero en el local de la derecha, a través de una ventana protegida por barrotes y con un solo cristal batiente en la parte superior, se oye una conversación y el saludo se convierte en el timbre que avisa de la llegada de alguien.
Bienvenida abre amablemente la puerta de acceso e invita al periodista a entrar en el local, donde se aprecia la limpieza, y donde aguarda, algo inquieto, José, su compañero sentimental, un canario que lleva residiendo en La Rioja y en Rioja Alavesa desde hace décadas, casi desde que hizo el servicio militar en Araka. "Tengo 56 años" -comenta- y "he salido hace poco de un hospital, donde estuve ingresado tres meses porque se me salieron unos hierros que me habían dicho que era titanio, pero era puro hierro, y casi me tienen que cortar el pie. Ahora estamos aquí, sin paga, ni nada, porque no tenemos nada de nada", asiente.
Sobre su compañera afirma que es "de aquí", de Oion, y por culpa de dos perros no le han dejado ninguna casa. Así que, "gracias al alcalde, nos dejó entrar aquí y cuidamos que el cementerio esté limpio". Y la verdad es que se nota, en el exterior, entre los paseos de los nichos, donde a pesar de las flores no se ven hojas o pétalos secos caídos por el suelo. "Y ahora saldré otro ratito -afirma-, pero cuando vinimos estaba todo lleno de hojas".
En la improvisada vivienda, llena de imágenes de santos, hace un frío de espanto, ya que no hay calefacción, pero José pone cara de que no es así y cuenta que hasta hace poco han dormido en las calles, con una manta debajo y el saco de dormir, y se lamenta de que "todos los extranjeros con su paguita, en casa, y sin trabajar".
Reconoce que está en Oion por el buen recuerdo de Araka, donde hizo la mili y donde también hacía mucho frío, y recuerda que había un gallego con el que se tomaba por las mañanas dos copitas de orujo y pasaban el día muy bien, mientras que los demás tenían que ir a la enfermería. "Allí sí que hacía frío y, además, nevaba, no cómo ahora, que no nieva nada".
José ha trabajado como podador y también en el champiñón y parece que tiene posibilidades de trabajar ahora, después de navidades, con una persona que tiene una bodega.
José y Bienvenida viven juntos desde hace cuatro años. "Rubén es un buen tío…", dice en referencia al alcalde. Les dejó el lugar como una solución momentánea, para que no durmieran en la calle y, a cambio, limpian el cementerio. "Y eso que ésta no le hablaba", dice por su compañera.
servicios sociales Para Jokin Villanueva, portavoz del PNV en el Ayuntamiento, "esta medida no va a resolver el problema que tienen estas dos personas, porque la situación se conoce desde hace tiempo y lo que se ha buscado ahora puede parecer una buena obra momentáneamente, pero ni es la solución, ni es lo adecuado. No es razonable que el Ayuntamiento sólo tenga como herramienta para paliar estas situaciones esta decisión de dejarles vivir en el cementerio", y recuerda que "con Bienvenida "han trabajado desde hace años los servicios sociales de Oion donde viven su madre y su familia. Se le ha tratado de ayudar en numerosas ocasiones. Sin dudar de la buena fe de la decisión, es un error el lugar donde se les ha ubicado y un precedente muy malo para el Ayuntamiento", constata.
Un apartamento en el cementerio
el alcalde de oion deja que una pareja viva en el camposanto a cambio de limpiar el recinto
oion, pablo josé pérez - Sábado, 22 de Diciembre de 2012 - Actualizado a las 05:17h
EL lugar es desangelado, tanto como el de cualquier camposanto por muchas flores que puedan tener los enterramientos. Para acceder a él hay que atravesar una valla metálica con accesos a derecha e izquierda para personas y por el centro una doble hoja para el paso de vehículos. Asimismo, cerrando la fachada, a ambos lados, hay sendas construcciones, una de las cuales se ha convertido en insólita vivienda para dos personas.
Todas las puertas permanecen cerradas con llaves o candados. Aquí resulta innecesario el portero automático, pero en el local de la derecha, a través de una ventana protegida por barrotes y con un solo cristal batiente en la parte superior, se oye una conversación y el saludo se convierte en el timbre que avisa de la llegada de alguien.
Bienvenida abre amablemente la puerta de acceso e invita al periodista a entrar en el local, donde se aprecia la limpieza, y donde aguarda, algo inquieto, José, su compañero sentimental, un canario que lleva residiendo en La Rioja y en Rioja Alavesa desde hace décadas, casi desde que hizo el servicio militar en Araka. "Tengo 56 años" -comenta- y "he salido hace poco de un hospital, donde estuve ingresado tres meses porque se me salieron unos hierros que me habían dicho que era titanio, pero era puro hierro, y casi me tienen que cortar el pie. Ahora estamos aquí, sin paga, ni nada, porque no tenemos nada de nada", asiente.
Sobre su compañera afirma que es "de aquí", de Oion, y por culpa de dos perros no le han dejado ninguna casa. Así que, "gracias al alcalde, nos dejó entrar aquí y cuidamos que el cementerio esté limpio". Y la verdad es que se nota, en el exterior, entre los paseos de los nichos, donde a pesar de las flores no se ven hojas o pétalos secos caídos por el suelo. "Y ahora saldré otro ratito -afirma-, pero cuando vinimos estaba todo lleno de hojas".
En la improvisada vivienda, llena de imágenes de santos, hace un frío de espanto, ya que no hay calefacción, pero José pone cara de que no es así y cuenta que hasta hace poco han dormido en las calles, con una manta debajo y el saco de dormir, y se lamenta de que "todos los extranjeros con su paguita, en casa, y sin trabajar".
Reconoce que está en Oion por el buen recuerdo de Araka, donde hizo la mili y donde también hacía mucho frío, y recuerda que había un gallego con el que se tomaba por las mañanas dos copitas de orujo y pasaban el día muy bien, mientras que los demás tenían que ir a la enfermería. "Allí sí que hacía frío y, además, nevaba, no cómo ahora, que no nieva nada".
José ha trabajado como podador y también en el champiñón y parece que tiene posibilidades de trabajar ahora, después de navidades, con una persona que tiene una bodega.
José y Bienvenida viven juntos desde hace cuatro años. "Rubén es un buen tío…", dice en referencia al alcalde. Les dejó el lugar como una solución momentánea, para que no durmieran en la calle y, a cambio, limpian el cementerio. "Y eso que ésta no le hablaba", dice por su compañera.
servicios sociales Para Jokin Villanueva, portavoz del PNV en el Ayuntamiento, "esta medida no va a resolver el problema que tienen estas dos personas, porque la situación se conoce desde hace tiempo y lo que se ha buscado ahora puede parecer una buena obra momentáneamente, pero ni es la solución, ni es lo adecuado. No es razonable que el Ayuntamiento sólo tenga como herramienta para paliar estas situaciones esta decisión de dejarles vivir en el cementerio", y recuerda que "con Bienvenida "han trabajado desde hace años los servicios sociales de Oion donde viven su madre y su familia. Se le ha tratado de ayudar en numerosas ocasiones. Sin dudar de la buena fe de la decisión, es un error el lugar donde se les ha ubicado y un precedente muy malo para el Ayuntamiento", constata.
