Fue tal la amabilidad de esos pajes. que no dudaron un segundo en darle a esa niña la alegría de sacarse con ella una foto, así seguro que la niña tendrá ese recuerdo vivo en su mente, y recordara a los pajes de sus Majestades como unos amigos, que aunque les conocimos esa tarde ellos con una sencillez digna de mención aceptaron las peticiones de algún niño que se les acercaba a pedirles una foto, o a nuestra petición de hacer la foto donde nosotros creíamos oportuno, y ellos aceptaron sin poner ninguna objeción, por que ya están acostumbrados a ello, pues desde que salieron de Oriente todos estaban tratando de hacer felices a niños y grandes, y ese fue el motivo de que aunque estarían algo cansados atendían las peticiones nuestras con una sonrisa en la boca,