Fabulas
La mula
Érase una vez una mula que siempre presumía de que su padre era un caballo muy veloz y que había heredado sus dotes. Pero en cuanto se presentó la ocasión en la que tuvo que correr, se acordó entonces de que su padre en realidad era un asno, y que no era tan rápido como creía.
Esta fábula nos enseña a estar orgullosos de nuestras raíces y a entender cuáles son nuestras limitaciones.
La liebre y la tortuga
Acabamos con una fábula muy conocida:
Érase una vez una liebre que se reía de la lentitud de su amiga la tortuga. Ésta, un día, la retó a una carrera diciéndole que podría ganarla. La liebre aceptó sin pensarlo y se colocaron en la meta. Con el pistoletazo de salida, la liebre corrió rápido, pero hizo su primera parada en el camino, mientras la tortuga avanzaba lenta, pero sin pausa.
Así hizo decenas de paradas más, confiada de que aun así llegaría antes que la tortuga. En su último descanso, después de dormir una siesta, abrió los ojos y vio cómo la tortuga estaba cruzando la meta. La liebre había perdido.
Esta fábula nos enseña a no subestimar a los demás y a entender que todos somos capaces de lograr las mismas cosas.
En este post te hemos enseñado algunas fábulas cortas que tratan sobre el respeto y que te ayudarán a transmitir a tus hijos las enseñanzas de este tipo de valores.
La mula
Érase una vez una mula que siempre presumía de que su padre era un caballo muy veloz y que había heredado sus dotes. Pero en cuanto se presentó la ocasión en la que tuvo que correr, se acordó entonces de que su padre en realidad era un asno, y que no era tan rápido como creía.
Esta fábula nos enseña a estar orgullosos de nuestras raíces y a entender cuáles son nuestras limitaciones.
La liebre y la tortuga
Acabamos con una fábula muy conocida:
Érase una vez una liebre que se reía de la lentitud de su amiga la tortuga. Ésta, un día, la retó a una carrera diciéndole que podría ganarla. La liebre aceptó sin pensarlo y se colocaron en la meta. Con el pistoletazo de salida, la liebre corrió rápido, pero hizo su primera parada en el camino, mientras la tortuga avanzaba lenta, pero sin pausa.
Así hizo decenas de paradas más, confiada de que aun así llegaría antes que la tortuga. En su último descanso, después de dormir una siesta, abrió los ojos y vio cómo la tortuga estaba cruzando la meta. La liebre había perdido.
Esta fábula nos enseña a no subestimar a los demás y a entender que todos somos capaces de lograr las mismas cosas.
En este post te hemos enseñado algunas fábulas cortas que tratan sobre el respeto y que te ayudarán a transmitir a tus hijos las enseñanzas de este tipo de valores.