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Al examinar los documentos que existen en los concejos de esta comarca, puede advertirse que desde la edad media, se la considera como Real Valle de Valdegovía.
En la estructuración del Valle, tuvo suma importancia la llegada del Obispo Juan a Valpuesta y la creación de un conjunto de iglesias y monasterios a lo largo del siglo IX, en esta zona situada al oriente de Castilla.
Esta función aglutinadora de la Iglesia, era coherente con el carácter cristiano de la Reconquista y vino a proporcionar a la población el aliento espiritual necesario para enfrentarse a una lucha que iba a durar ocho siglos.
La llegada del Obispo Juan a Valpuesta sucedió en el año 804, Han pasado más de mil doscientos años.
Es muy probable que aún residan en Valdegovía descendientes directos de aquellos coetáneos del Obispo Juan y de sus monjes; basta ver la perduración de algunos apellidos. El de Pinedo, por ejemplo, aparece recogido y consta en el Cartulario de Valpuesta. Este toponímico data de aquellas fechas y nadie negará, por estar a la vista, la abundante difusión de los Pinedo, (con sus variantes Ortiz de, Fernández de o Ruiz de) por todo el Valle. Desde aquí, el apellido pasó a extenderse, por Álava y provincias colindantes, y luego por el resto de España e incluso de las Américas.
Esto mismo, aunque no con tanta profusión, va a suceder con otros apellidos surgidos en Valdegovía.
Estas familias rurales, arracimadas en torno a las iglesias y pequeños monasterios del Valle, capaces de soportar privaciones, de labrar la tierra, y de mantener una línea defensiva frente a la invasión musulmana, fueron muy importantes para la Reconquista en esa zona peninsular.
Las crónicas históricas suelen detenerse al relatar hechos y proezas atribuidos a personajes punteros de esta época, pero apenas paran mientes en los demás miembros de la sociedad, en estas familias que eran su soporte, sin las cuales sus hazañas no habrían sido posibles.
A esta sociedad, al pueblo llano suele considerársele como una parte más del escenario histórico en el que se mueven los protagonistas más significados. De este modo, ese pueblo llano, sus personales hábitos, sus trabajos y luchas, sus preocupaciones y anhelos apenas si se tienen en cuenta, como si fueran simples comparsas, mero relleno que contribuye a la exaltación de los actores principales de la historia.
Pues bien, estos habitantes que poblaron el Valle, son la base, el soporte y apoyo del desarrollo posterior de la comarca, aunque sus nombres quedaran en el anonimato. Por esa razón es difícil saber quién fue el primer Pinedo, cabeza del linaje de todos los que se han sucedido en el mundo. O el primer Vadillo, o Basabe o Tuesta, o Salazar, etc. familias que fraguaron en el Valle de Valdegovía y dejaron una descendencia que aun perdura.
En la estructuración del Valle, tuvo suma importancia la llegada del Obispo Juan a Valpuesta y la creación de un conjunto de iglesias y monasterios a lo largo del siglo IX, en esta zona situada al oriente de Castilla.
Esta función aglutinadora de la Iglesia, era coherente con el carácter cristiano de la Reconquista y vino a proporcionar a la población el aliento espiritual necesario para enfrentarse a una lucha que iba a durar ocho siglos.
La llegada del Obispo Juan a Valpuesta sucedió en el año 804, Han pasado más de mil doscientos años.
Es muy probable que aún residan en Valdegovía descendientes directos de aquellos coetáneos del Obispo Juan y de sus monjes; basta ver la perduración de algunos apellidos. El de Pinedo, por ejemplo, aparece recogido y consta en el Cartulario de Valpuesta. Este toponímico data de aquellas fechas y nadie negará, por estar a la vista, la abundante difusión de los Pinedo, (con sus variantes Ortiz de, Fernández de o Ruiz de) por todo el Valle. Desde aquí, el apellido pasó a extenderse, por Álava y provincias colindantes, y luego por el resto de España e incluso de las Américas.
Esto mismo, aunque no con tanta profusión, va a suceder con otros apellidos surgidos en Valdegovía.
Estas familias rurales, arracimadas en torno a las iglesias y pequeños monasterios del Valle, capaces de soportar privaciones, de labrar la tierra, y de mantener una línea defensiva frente a la invasión musulmana, fueron muy importantes para la Reconquista en esa zona peninsular.
Las crónicas históricas suelen detenerse al relatar hechos y proezas atribuidos a personajes punteros de esta época, pero apenas paran mientes en los demás miembros de la sociedad, en estas familias que eran su soporte, sin las cuales sus hazañas no habrían sido posibles.
A esta sociedad, al pueblo llano suele considerársele como una parte más del escenario histórico en el que se mueven los protagonistas más significados. De este modo, ese pueblo llano, sus personales hábitos, sus trabajos y luchas, sus preocupaciones y anhelos apenas si se tienen en cuenta, como si fueran simples comparsas, mero relleno que contribuye a la exaltación de los actores principales de la historia.
Pues bien, estos habitantes que poblaron el Valle, son la base, el soporte y apoyo del desarrollo posterior de la comarca, aunque sus nombres quedaran en el anonimato. Por esa razón es difícil saber quién fue el primer Pinedo, cabeza del linaje de todos los que se han sucedido en el mundo. O el primer Vadillo, o Basabe o Tuesta, o Salazar, etc. familias que fraguaron en el Valle de Valdegovía y dejaron una descendencia que aun perdura.