La corriente alavesa “Somos Iglesia” no sólo apoya sino que felicita a los cuatro obispos vascos por su Carta Pastoral. Su mensaje es claro desde el titulo y nos evita tener que leer entre líneas, como es norma en los documentos de Iglesia, y perdernos en exégesis incomodas. Podemos, pues, ir al grano.
Lo primero que llama la atención de este texto es su posición a-crítica tratándose de una corriente que se dice critica con la Iglesia “oficial”. Vengo a suponer que lo es mientras ésta no sea cuestionada por otros de fuera. O de otra manera si se atreven otros a criticar a esa iglesia oficial se encontrarán con la solidaridad y cierre de filas inmediato de sus fieles “críticos” como es el caso, atribuyendo malevolencia, manipulación, incomprensión y distorsión de sus opiniones a los verdaderos críticos. Qué suerte , la de la Iglesia “oficial”, en este caso vasca “por supuesto”, con tales “críticos”
En segundo lugar frente a la incomprensión- manipulación- distorsion de que es objeto la Carta de los obispos ¿qué aconseja la corriente alavesa? Leer. Lean, señores, la Carta con detenimiento, salgan a dar la buena nueva por barrios y villorrios y súmense a nuestra felicitación y gozo. La sola lectura a-crítica nos hará libres..
En tercer lugar, “son pocas -nos dicen- las voces eclesiásticas que se alzan para pronunciarse acerca del conflicto político en nuestra tierra”. ¿Quién dijo que no eran críticos? Nos habíamos equivocado. No es verdad, lo son y duros. Acusan a su Iglesia “oficial” de no haberse pronunciado más veces acerca del conflicto politico de ese forúnculo que no les deja vivir. Y la acusan de pecar no por exceso, como piensan los críticos, sino por defecto, por no repetir más veces esa condena de la violencia venga de donde venga Ya sabemos, pues, por dónde van los tiros (nunca mejor dicho, perdón).
Y por si quedara duda dicen: ”el punto significativo (de la Carta) es la demostración de que no existen únicamente dos posicionamientos. Frente a quienes sólo aceptan “conmigo o contra mí”, esta carta manifiesta que toda violencia es condenable, venga de donde venga.”.
Lo primero que llama la atención de este texto es su posición a-crítica tratándose de una corriente que se dice critica con la Iglesia “oficial”. Vengo a suponer que lo es mientras ésta no sea cuestionada por otros de fuera. O de otra manera si se atreven otros a criticar a esa iglesia oficial se encontrarán con la solidaridad y cierre de filas inmediato de sus fieles “críticos” como es el caso, atribuyendo malevolencia, manipulación, incomprensión y distorsión de sus opiniones a los verdaderos críticos. Qué suerte , la de la Iglesia “oficial”, en este caso vasca “por supuesto”, con tales “críticos”
En segundo lugar frente a la incomprensión- manipulación- distorsion de que es objeto la Carta de los obispos ¿qué aconseja la corriente alavesa? Leer. Lean, señores, la Carta con detenimiento, salgan a dar la buena nueva por barrios y villorrios y súmense a nuestra felicitación y gozo. La sola lectura a-crítica nos hará libres..
En tercer lugar, “son pocas -nos dicen- las voces eclesiásticas que se alzan para pronunciarse acerca del conflicto político en nuestra tierra”. ¿Quién dijo que no eran críticos? Nos habíamos equivocado. No es verdad, lo son y duros. Acusan a su Iglesia “oficial” de no haberse pronunciado más veces acerca del conflicto politico de ese forúnculo que no les deja vivir. Y la acusan de pecar no por exceso, como piensan los críticos, sino por defecto, por no repetir más veces esa condena de la violencia venga de donde venga Ya sabemos, pues, por dónde van los tiros (nunca mejor dicho, perdón).
Y por si quedara duda dicen: ”el punto significativo (de la Carta) es la demostración de que no existen únicamente dos posicionamientos. Frente a quienes sólo aceptan “conmigo o contra mí”, esta carta manifiesta que toda violencia es condenable, venga de donde venga.”.