Las islas del Bidasoa en
Irún, los juncales de Intzura en Hendaya y las marismas de Hondarribia, durante siglos natural barrera defensiva ante amenazas enemigas, se convirtieron poco a poco en tierras de cultivo.
Salvadas de la especulación urbana por su condición de islas, éstas ahora son fundamentalmente área de reposo y
refugio de las aves autóctonas y migratorias (
fuente poste informativo del recorrido de la
bahía).