Lo siento por el Bilbo, pero así está la cosa ahora.
Ya se esparcen por los suelos
cual harapos deshilachados
los pendones de las Castillas,
pues ineptos capitanes
afrontaron el evento
con más ínsulas que talentos
El quinto de los Felipes
... (ver texto completo)
Cuando se rompió el
barco, el cinismo y la caradura de esta gente se puso de manifiesto sin trampa ni cartón y, todos a una, como orfeón bien entrenado, dijeron que la culpa era de la gente, de la gente sencilla, normal, de las que no los habían votado a ellos ni los votaran nunca porque, los conocen bien y han sufrido en sus propias carnes o en la de ascendentes o descendentes,
amigos o conocidos, los efectos de sus “bondades”; como, por ejemplo, aquellos energúmenos gallegos que ladraban por todas
... (ver texto completo)