LAS HUELLAS NO ESTÁN PERDIDAS
Me dijeron en silencio en tierras de Barakaldo,
sentimos mucho el desprecio al hombre bueno y honrado.
“La historia seguirá viva, la distancia no ha borrado.
el recuerdo te motiva, no existe nada olvidado”.
Las pasiones emigrantes nos hablan de marginados,
recordando los instantes de muchos sueños truncados.
Las palabras son testigos que se abrazan sin reparos,
son como buenos amigos que nunca te dan descaros.
Las huellas no están perdidas aunque te cueste contarlo,
son esas viejas heridas que hacen daño al recordarlo.
Atrás quedaron senderos, pinares y sobresaltos,
con frases de aventureros que se callaron sus llantos.
Las pasiones de su tierra que con ellos se marcharon,
y que la memoria encierra porque nunca se contaron.
Echan la vista al futuro, sin olvidar su pasado,
y aquel caminar tan duro de emigrante abandonado.
Hablan del duro destino en sus sueños trasnochados,
nunca fue rumbo divino ni senderos anhelados.
Se marcharon de su tierra, sin recibir ni un halago,
y tan solo el tiempo entierra los dolores de aquel trago.
Emigrantes con maleta esperando algún salario,
que la juventud inquieta buscó siempre en su diario.
Los caminos de la vida siempre se ven solitarios,
alguna huella perdida nos hablara de calvarios.
Barakaldo fue posada y un lugar de no olvidarlo,
su fama tiene ganada y habrá que saber cuidarlo.
G X Cantalapiedra.
Me dijeron en silencio en tierras de Barakaldo,
sentimos mucho el desprecio al hombre bueno y honrado.
“La historia seguirá viva, la distancia no ha borrado.
el recuerdo te motiva, no existe nada olvidado”.
Las pasiones emigrantes nos hablan de marginados,
recordando los instantes de muchos sueños truncados.
Las palabras son testigos que se abrazan sin reparos,
son como buenos amigos que nunca te dan descaros.
Las huellas no están perdidas aunque te cueste contarlo,
son esas viejas heridas que hacen daño al recordarlo.
Atrás quedaron senderos, pinares y sobresaltos,
con frases de aventureros que se callaron sus llantos.
Las pasiones de su tierra que con ellos se marcharon,
y que la memoria encierra porque nunca se contaron.
Echan la vista al futuro, sin olvidar su pasado,
y aquel caminar tan duro de emigrante abandonado.
Hablan del duro destino en sus sueños trasnochados,
nunca fue rumbo divino ni senderos anhelados.
Se marcharon de su tierra, sin recibir ni un halago,
y tan solo el tiempo entierra los dolores de aquel trago.
Emigrantes con maleta esperando algún salario,
que la juventud inquieta buscó siempre en su diario.
Los caminos de la vida siempre se ven solitarios,
alguna huella perdida nos hablara de calvarios.
Barakaldo fue posada y un lugar de no olvidarlo,
su fama tiene ganada y habrá que saber cuidarlo.
G X Cantalapiedra.