SI LA PANDEMIA SE ETERNIZA
Nadie conoce el futuro en estas tristes jornadas, todos lo vemos oscuro y más en las madrugadas. Los proyectos quedan rotos, las palabras mal cuadradas, aquí nadie pone cotos a las pestes mal llegadas. Baracaldo se defiende sin existir barricadas, y muchas veces entiende que son cosas complicadas. Mascarillas de defensa para frenar bien su marcha, la vida se pone tensa cuando la peste te engancha. Baracaldo no está libre, ni La Ría es cosa sana, la pandemia si se escribe acabará siendo plana. Preparados para pronto, en la más cruda mañana, no hace falta ser un tonto si ves la peste inhumana. Van volando las promesas, vienen contando sus ganas, luego llegaran sorpresas que nunca fueron humanas. Baracaldo con motivos de comprender la alborada, el virus no es un festivo ni una fecha deseada. Mascarillas por delante para tener vida sana, comentan los arrogantes de ver la peste profana. Estos virus maliciosos que dejan desesperanza, me parecen horrorosos al no conocer templanza. Vamos corriendo caminos, vamos andando con calma, notamos los desatinos que pueda tener el alma. La peste no se detiene ni sobre la tierra vasca, hace lo que la conviene y dicen que no se atasca. Va recorriendo paisajes donde brilla la esperanza, y no respeta linajes ni tiene su triste danza. Amarrados a la vida para que no se distraiga, no existe ruta perdida donde el virus allí caiga. Los humanos temblorosos caminan dando distancia, al ver pasos horrorosos que no buscan ignorancia. Mascarillas en las sombras, mascarillas con distancia, algunas veces te asombras si presumen de arrogancia. No vale ser hombre fuerte, ni querer sentir campanas, a veces llega la muerte en las más raras mañanas. Si la peste se eterniza con sueños de madrugada, se puede volver plomiza para marcar su pasada. G X Cantalapiedra. 18 – 6 – 2020.
Nadie conoce el futuro en estas tristes jornadas, todos lo vemos oscuro y más en las madrugadas. Los proyectos quedan rotos, las palabras mal cuadradas, aquí nadie pone cotos a las pestes mal llegadas. Baracaldo se defiende sin existir barricadas, y muchas veces entiende que son cosas complicadas. Mascarillas de defensa para frenar bien su marcha, la vida se pone tensa cuando la peste te engancha. Baracaldo no está libre, ni La Ría es cosa sana, la pandemia si se escribe acabará siendo plana. Preparados para pronto, en la más cruda mañana, no hace falta ser un tonto si ves la peste inhumana. Van volando las promesas, vienen contando sus ganas, luego llegaran sorpresas que nunca fueron humanas. Baracaldo con motivos de comprender la alborada, el virus no es un festivo ni una fecha deseada. Mascarillas por delante para tener vida sana, comentan los arrogantes de ver la peste profana. Estos virus maliciosos que dejan desesperanza, me parecen horrorosos al no conocer templanza. Vamos corriendo caminos, vamos andando con calma, notamos los desatinos que pueda tener el alma. La peste no se detiene ni sobre la tierra vasca, hace lo que la conviene y dicen que no se atasca. Va recorriendo paisajes donde brilla la esperanza, y no respeta linajes ni tiene su triste danza. Amarrados a la vida para que no se distraiga, no existe ruta perdida donde el virus allí caiga. Los humanos temblorosos caminan dando distancia, al ver pasos horrorosos que no buscan ignorancia. Mascarillas en las sombras, mascarillas con distancia, algunas veces te asombras si presumen de arrogancia. No vale ser hombre fuerte, ni querer sentir campanas, a veces llega la muerte en las más raras mañanas. Si la peste se eterniza con sueños de madrugada, se puede volver plomiza para marcar su pasada. G X Cantalapiedra. 18 – 6 – 2020.