“LOS HORNOS DE BARACALDO ALUMBRAN TODO BILBAO”.
Cuantas veces escuchando esa canción en mi tierra, cuantas voces alegrando lo que en la vida se entierra.. Entre versos bien leídos, sin importar las fronteras, las mentes no ven perdidos los nombres que si se enredan. Baracaldo recordada en verano y primavera, voces que fueron marcadas con el amor a su vera. Cuando días se escucharon, cuantas voces sin barreras, los niños fuimos callando sus sonidos sin quimeras. “Los Hornos de Baracaldo alumbran todo Bilbao”, fueron tan bonito caldo que no me sentí extrañado. Voces cargadas de llanto, que los hornos encendían, se buscaban los encantos cargados de fantasías. Hornos que fueron brillando las luces de la armonía, las gentes fueron pensando en encontrar la alegría. Cuando el viento va soplando, si buscamos simpatía, el corazón va gritando la perfecta sinfonía. No vale gritar al viento, ni recordar agonías, ni comentar sufrimiento que tuvieron ciertos días. Baracaldo de lecciones, marcadas con sintonía, dicen que tienen razones cuando visitan la Ría. Hay voces que se marcharon, no sé por dónde se irían, en Baracaldo dejaron lecciones que allí aprendían. Puede que pasen los años, y se borren las porfías, quizá no sepan los daños de pasar por ciertas vías. Baracaldo tuvo Hornos llenos de fina nostalgia, que fueron duros contornos cargados de buena magia. Cuando piso Baracaldo, siento de cerca su Ría, sin saber cuál es mi saldo ni buscar nueva agonía. Las palabras van volando, se van cruzando su Ría, quizá me quede pensando en aquella tierra mía. No sirve lanzar pregones, ni comentar fantasías, ni hablar de algunas razones en los más penosos días. El mañana va llegando, entre sueños de armonía, atrás dejamos temblando el sueño que se escribía. Hay palabras de esperanza con gestos que allí corrían, fue bonita la balanza que aquellas gentes sentían. Las razones se amontonan cuando se pasa la vida, algunas se solucionan sin ver su senda perdida. G X Cantalapiedra. 19 – 6 – 2020.
Cuantas veces escuchando esa canción en mi tierra, cuantas voces alegrando lo que en la vida se entierra.. Entre versos bien leídos, sin importar las fronteras, las mentes no ven perdidos los nombres que si se enredan. Baracaldo recordada en verano y primavera, voces que fueron marcadas con el amor a su vera. Cuando días se escucharon, cuantas voces sin barreras, los niños fuimos callando sus sonidos sin quimeras. “Los Hornos de Baracaldo alumbran todo Bilbao”, fueron tan bonito caldo que no me sentí extrañado. Voces cargadas de llanto, que los hornos encendían, se buscaban los encantos cargados de fantasías. Hornos que fueron brillando las luces de la armonía, las gentes fueron pensando en encontrar la alegría. Cuando el viento va soplando, si buscamos simpatía, el corazón va gritando la perfecta sinfonía. No vale gritar al viento, ni recordar agonías, ni comentar sufrimiento que tuvieron ciertos días. Baracaldo de lecciones, marcadas con sintonía, dicen que tienen razones cuando visitan la Ría. Hay voces que se marcharon, no sé por dónde se irían, en Baracaldo dejaron lecciones que allí aprendían. Puede que pasen los años, y se borren las porfías, quizá no sepan los daños de pasar por ciertas vías. Baracaldo tuvo Hornos llenos de fina nostalgia, que fueron duros contornos cargados de buena magia. Cuando piso Baracaldo, siento de cerca su Ría, sin saber cuál es mi saldo ni buscar nueva agonía. Las palabras van volando, se van cruzando su Ría, quizá me quede pensando en aquella tierra mía. No sirve lanzar pregones, ni comentar fantasías, ni hablar de algunas razones en los más penosos días. El mañana va llegando, entre sueños de armonía, atrás dejamos temblando el sueño que se escribía. Hay palabras de esperanza con gestos que allí corrían, fue bonita la balanza que aquellas gentes sentían. Las razones se amontonan cuando se pasa la vida, algunas se solucionan sin ver su senda perdida. G X Cantalapiedra. 19 – 6 – 2020.