SOÑABA CON BARACALDO EN LAS TIERRAS CASTELLANAS
Sus sueños eran fecundos en las más frías mañanas, a veces con puntos rudos y pasiones siempre sanas, Eran sueños campesinos, que buscaban esperanza, sin saber si sus destinos olvidaban la labranza. Baracaldo de camino con sus temidas tardanzas, nadie buscó ser divino ni saber de nuevas danzas. Los sueños se prolongaban entre temidas distancias, tan solo se comentaban las sufridas ignorancias. Fueron sueños cada día, que buscaban vida plena, era soñar la alegría sobre su marcha serena. Muchas personas soñando con no conocer miseria, la noche les fue dejando alguna carta muy seria. Las alboradas soñando te llenan de cosas buenas, por las que vas trabajando y que te quitan las penas. El tiempo pasa deprisa, y a veces deja condena, mientras contemplas la brisa que arremolina la arena. Soñaba con Baracaldo, soñaba con cosas buenas, la vida te da su saldo cuando se rompen cadenas, Castellanos de Castilla, hombres que saben de tierra, la persona más sencilla en su caminar se encierra. Baracaldo les dio vida con dignidad y nobleza, nunca notaron la herida ni precisaron tibieza. Han pasado muchos años, aquello no fue comedia, hoy se conocen los daños de lo que fue su tragedia. Castellanos del olvido, que sufrieron diferencia, algún camino perdido les marcó la intransigencia. Nadie quiere borrar nada, cuando existe la conciencia, hubo gente que encantada notaba la diferencia. En El Hospital de Cruces, con sentimientos acuestas, se apagaron ciertas luces al terminarse las fiestas. Castellanos de recuerdos, que conocieron las deudas, y supieron ser muy cuerdos no queriendo sufrir vedas. Por tierras de Vascongadas sin importarles las cuestas, quisieron gozar andadas y celebrar bien sus fiestas. G X Cantalapiedra. 14 - 7 – 2020.
Sus sueños eran fecundos en las más frías mañanas, a veces con puntos rudos y pasiones siempre sanas, Eran sueños campesinos, que buscaban esperanza, sin saber si sus destinos olvidaban la labranza. Baracaldo de camino con sus temidas tardanzas, nadie buscó ser divino ni saber de nuevas danzas. Los sueños se prolongaban entre temidas distancias, tan solo se comentaban las sufridas ignorancias. Fueron sueños cada día, que buscaban vida plena, era soñar la alegría sobre su marcha serena. Muchas personas soñando con no conocer miseria, la noche les fue dejando alguna carta muy seria. Las alboradas soñando te llenan de cosas buenas, por las que vas trabajando y que te quitan las penas. El tiempo pasa deprisa, y a veces deja condena, mientras contemplas la brisa que arremolina la arena. Soñaba con Baracaldo, soñaba con cosas buenas, la vida te da su saldo cuando se rompen cadenas, Castellanos de Castilla, hombres que saben de tierra, la persona más sencilla en su caminar se encierra. Baracaldo les dio vida con dignidad y nobleza, nunca notaron la herida ni precisaron tibieza. Han pasado muchos años, aquello no fue comedia, hoy se conocen los daños de lo que fue su tragedia. Castellanos del olvido, que sufrieron diferencia, algún camino perdido les marcó la intransigencia. Nadie quiere borrar nada, cuando existe la conciencia, hubo gente que encantada notaba la diferencia. En El Hospital de Cruces, con sentimientos acuestas, se apagaron ciertas luces al terminarse las fiestas. Castellanos de recuerdos, que conocieron las deudas, y supieron ser muy cuerdos no queriendo sufrir vedas. Por tierras de Vascongadas sin importarles las cuestas, quisieron gozar andadas y celebrar bien sus fiestas. G X Cantalapiedra. 14 - 7 – 2020.