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BARAKALDO: POR MUCHO QUE SOPLE EL VIENTO...

POR MUCHO QUE SOPLE EL VIENTO
Se terminaba el verano en las tierras castellanas, y empezaban los viajes para buscar más jornadas. Eran fechas sin trabajo, fueron horas mal llevadas, que sin hablar del destajo buscaron rutas lejanas. Algunas voces decían y los vecinos callaban, “Por mucho que sople el viento me marcharé a Vascongadas”. Cuantas veces repetido, cuantas miserias guardadas, cuantas penas en sus vidas tuvieron encrucijadas. Vi llorar a mis vecinos, entre visiones quebradas, las despedidas amargas te anulan muchas miradas. Las sombras de sus caminos entre palabras borradas, cada cual sus desatinos eran misiones selladas. Se terminó la cosecha, las eras no dicen nada, aquellas fechas inquietas tuvieron sombra observada. Las voces de algún vecino en la dura madrugada, “Por mucho que sople el viento me voy para Vascongadas. Cuantas veces repetido, cuantas miserias cerradas, era un tiempo deprimido que no preciso acampadas. Las frases iban volando, corriendo de casa en casa, los niños fuimos guardando, la frase que más arrasa. Quiero tener mi memoria conservando la distancia, de aquellos llantos sin gloria que buscaban tolerancia. Han pasado muchos años, sobra contar las palabras, aquellos sufridos daños nunca fueron alabanzas. Tardes llenas de complejos, noches que llaman cerradas, el tren silbando de lejos con sus ventanas selladas. Quiero borrar y no puedo, quiero recordar andadas, cada cual tiene se credo entre visiones nubladas. El mañana va borrando algunas tierras lejanas, donde se vive ocultando muchas frases castellanas. “Por mucho que sople el viento, mañana por la mañana, dejaré mi sufrimiento buscando la vida humana“. El aire tiene memoria, de aquellas horas tempranas, Baracaldo es la memoria que guarda las frases sanas. El camino del olvido no puedes ponerle trabas, si fue su signo elegido se rompieron sus amarras. Las voces que desde niño en mi tierra yo escuchaba, algunas fueron cariño que Baracaldo lograba. Los testigos de aquel tiempo, tenemos frases grabadas, que no las borro ni el viento ni las bellas alboradas. Hay caminos que se cuidan, y otros que rompen amarras, muchas vidas se descuidan y mueren bajo las garras. Baracaldo fue testigo de muchas vidas preciadas, tierra donde el buen amigo logró sentar sus andadas. G X Cantalapiedra. 29 – 7 – 2020.