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BARAKALDO: EN EL TREN QUE SE FUERON A BILBAO...

EN EL TREN QUE SE FUERON A BILBAO
Aquella mañana fría, en aquel mes de febrero, del año 1954, aquel joven con su esposa, en viaje de recién casados, decidieron irse a visitar a su hermano, que llevaba viviendo más de diez años en las tierras de Vascongadas, mejor dicho en Baracaldo. Llegaron a la estación de Medina del Campo, donde sacaron sus billetes, para aquel tren llamado rápido, que les llevaría hasta las tierras vascas, El tren tenia las tres clases de categorías, que entonces se llevaban en Renfe por España. El joven matrimonio como no podían comprar los billetes muy caros, les vendieron de la clase tercera, y ellos que jamás habían viajado en ningún tipo de vehículos, les dijeron el andén donde podrían subir a dicho tren. De pronto vieron aparecer por la lejanía aquel tren que más que rápido, parecía el tren burra, y les indicaron que en el debieran de subir. El tren echando humo por todas partes, sobre el andén, el joven matrimonio empezaron a contar los vagones desde la máquina, y al llegar al tercer vagón, decidieron subirse. Sin darse cuenta de que categoría era dicho vagón, que ellos desconocían. Cuando el tren iba llegando a Valladolid, el joven marido comentó a su esposa, al ver lo agradable de aquellos asientos, y la elegancia del tren, diciendo, “Si así se va en el tercero, como se debe de ir en el primero”, Más no tardo mucho tiempo el revisor, que con su uniforme se dirigió a los viajeros del departamento donde iba el matrimonio reciente. Y al solicitar los billetes, se les quedo mirando extrañado, al ver que sus billetes eran de tercera, diciéndoles “Ustedes llevan billetes de tercera, y están en un vagón de primera, el joven marido muy serio contesto, “Estamos en el tercer vagón, si no han desenganchado de la maquina nada. Creo que estamos bien colocados”, El revisor le dieron ganas de reír, pero se quedó serio y les condujo hasta el vagón correspondiente, diciéndoles esto tiene una sanción por haber cometido un fallo garrafal, pero por esta vez les perdonaré su error. El camino fue lento, el tren llegó con un retraso de una hora, sobre el horario previsto. Pero el tiempo no importaba, al llegar a Bilbao, en dicha estación, aparecía el hermano del joven marido, que sin preguntar por sus dificultades, abrazaba a su cuñada y hermano, demostrando su amor por la familia, y que desde entonces, se quedarían a vivir para toda la vida, en la ciudad de Baracaldo, donde rápido encontró un trabajo remunerado, y pudieron ser felices, y muchas veces contaron aquel viaje desde la Castilla Profunda, a las tierras Vascas, donde aquellos años, las marchas eran diarias, y todos o casi todos viajaron en vagones de tercera, incluso con asientos de madera, pero la ilusión de poder salir de una tierra donde sobraba mano de obra agrícola, y la solución fue por mucho tiempo Vascongadas, donde los apellidos Castellanos fueron mezclados con los Vascos, y quedaron agradecidos a esa tierra donde nadie les marcó, como emigrantes desheredados. Hoy solo queda recordar esas anécdotas, que solo hicieron coger maletas, para olvidar el pasado, y salir a buscar a un futuro, donde pudieron progresar con dignidad. G X Cantalapiedra.