HISTORIAS VERDADERAS DE EMIGRANTES.
Aquellos años fueron trágicos, aquellos dos hermanos se marcharon de la Castilla Sedienta para trabajar en Ortuella, Vizcaya, en las minas al aire libre, donde salía el mineral para Altos Hornos, Los dos hermanos se fueron con su familia, y enseguida se hicieron con su medio de vida, Una de sus hijas consiguió ser maestra, y ser la dirigente de la Juventud Socialista de Baracaldo, y el resto de los hijos de ambos supieron del exilio forzoso, en el año de iniciada la guerra incivil, se marcharon desde Vizcaya en barcos camino unos de Inglaterra y los otros a Bélgica, y los padres pasaron a la cárcel de Cuellar, Penal en aquel tiempo, en La provincia de Segovia, donde estuvieron varios años para conseguir su libertad, que ya nunca serían los de antes, Los hijos en el exilio sacaron sus carreras, y la hija conoció la represión del ejército alemán de Hitler, pasando muchos años en penosas circunstancias. Una vez que salieron de la cárcel los hombres, nunca pudieron disfrutar de salud, ya que en dicho penal la vida no debía ser nada fácil ni tampoco buena, y el frío que allí parece que hacía debía ser fatal, digamos que todas las personas que sufrieron aquel penal lo debieron llevar encima hasta su muerte. Estas personas decidieron no volver a su tierra de nacimiento, ya que los recuerdos vividos les dejaban mucho que desear, debieron de ser años muy duros económicamente malos, y fallecieron en la tierra de acogida, Vascongadas, donde descansan para la eternidad. Cuantos castellanos están debajo de la tierra, que ni ellos mismo eligieron, cuantos llantos de infancia en aquel tiempo alejados de los padres, y cuantas preguntas sin contestar, Muchas personas han maldecido su mala estrella, al verse alejados de sus familiares en momentos difíciles, y contra su voluntad. En La Castilla Sedienta, hoy día nadie conoce la historia de muchos de sus antiguos vecinos, que se marcharon a principio del siglo XX, y cada cual tuvo sus problemas, Solo Baracaldo les dio ese cobijo para la eternidad, algunas veces que pisé esa ciudad se me vino a la memoria mis antepasados, que yo no conocí. G X Cantalapiedra.
Aquellos años fueron trágicos, aquellos dos hermanos se marcharon de la Castilla Sedienta para trabajar en Ortuella, Vizcaya, en las minas al aire libre, donde salía el mineral para Altos Hornos, Los dos hermanos se fueron con su familia, y enseguida se hicieron con su medio de vida, Una de sus hijas consiguió ser maestra, y ser la dirigente de la Juventud Socialista de Baracaldo, y el resto de los hijos de ambos supieron del exilio forzoso, en el año de iniciada la guerra incivil, se marcharon desde Vizcaya en barcos camino unos de Inglaterra y los otros a Bélgica, y los padres pasaron a la cárcel de Cuellar, Penal en aquel tiempo, en La provincia de Segovia, donde estuvieron varios años para conseguir su libertad, que ya nunca serían los de antes, Los hijos en el exilio sacaron sus carreras, y la hija conoció la represión del ejército alemán de Hitler, pasando muchos años en penosas circunstancias. Una vez que salieron de la cárcel los hombres, nunca pudieron disfrutar de salud, ya que en dicho penal la vida no debía ser nada fácil ni tampoco buena, y el frío que allí parece que hacía debía ser fatal, digamos que todas las personas que sufrieron aquel penal lo debieron llevar encima hasta su muerte. Estas personas decidieron no volver a su tierra de nacimiento, ya que los recuerdos vividos les dejaban mucho que desear, debieron de ser años muy duros económicamente malos, y fallecieron en la tierra de acogida, Vascongadas, donde descansan para la eternidad. Cuantos castellanos están debajo de la tierra, que ni ellos mismo eligieron, cuantos llantos de infancia en aquel tiempo alejados de los padres, y cuantas preguntas sin contestar, Muchas personas han maldecido su mala estrella, al verse alejados de sus familiares en momentos difíciles, y contra su voluntad. En La Castilla Sedienta, hoy día nadie conoce la historia de muchos de sus antiguos vecinos, que se marcharon a principio del siglo XX, y cada cual tuvo sus problemas, Solo Baracaldo les dio ese cobijo para la eternidad, algunas veces que pisé esa ciudad se me vino a la memoria mis antepasados, que yo no conocí. G X Cantalapiedra.