BERMEO: De las 30 casas-torre enclavadas en la jurisdicción...

De las 30 casas-torre enclavadas en la jurisdicción bermeana, la única que permanece aún en su casco urbano es la Torre de Ercilla.

El origen de esta Torre es incierto, aunque en base a sus características se pueda pensar que date del último período del siglo XV.


Se halla situada al oriente de la Villa, sobre el acantilado que domina el Puerto Menor (o Puerto Viejo), en una típica plazuela, la de Torrontero.


Esta Torre es un edificio meramente urbano con algunos caracteres defensivos, de planta irregular de seis lados y cubierta con el mismo número de vertientes de desagüe.


Perteneció a la familia Ercilla, cuyo primer miembro conocido en Bermeo sería Juan Pérez de Ercilla, que contrajo matrimonio con María Alonso de Arteaga y Mujica-Butrón, hija del Señor de la casa de Arteaga en Bermeo.


Su hijo, Martín Ruiz de Ercilla, casado con María Fernández de Ermendurua y Arostegui, fue Alcalde y Regidor de la Villa, y aparece varias veces como representante de Bermeo en las Juntas Generales . Fue nombrado Escribano Mayor de la Armada que se organizo en Bermeo en 1.493 para una expedición a las Américas que finalmente se destinó al traslado a áfrica del rey granadino Muley Boabdil y su séquito.


Un segundón de éste, Fortún García de Ercilla, llegó a ser uno de los hombres más preclaros de Bermeo y del Señorío, a la vez que uno de los más olvidados y poco reconocidos (ver su historia).


Estuvo casado con Leonor de Zuñiga y Zamudio y del matrimonio nació, entre otros, Alonso de Ercilla y Zuñiga (ver su historia).


No nos consta en que época dejaron los Ercilla de habitar su casa-solar, pero el 7 de Abril de 1.600 se reunió entre sus muros el Regimiento General del Señorío para tratar de que los Pebostes no pudieran atravesar con vara alta la jurisdicción de la Tierra Llana. Luego pasó la Torre a ser habitada por familias humildes en alquiler siendo incluso clausurada y desinfectada en 1.855 por ser uno de los focos de la epidemia de cólera morbo que afectó a gran parte de la población bermeana.


En 1.874 visitó la Torre Don Carlos de Borbón, acompañado de los generales Valdespina y Velasco, y en una de sus paredes escribió: "Quisiera que tales empresas pudiéramos acometer en servicio de España que fueran dignas de ser cantadas por otro Ercilla". Parece ser que este graffitti se conservó protegido durante algún tiempo, pero en a actualidad no existe.


En 1.944, la Torre de Ercilla fue declarada Monumento Nacional a petición de la Comisión de Monumentos de Vizcaya. Este decreto sirvió para que el edificio, que se encontraba en bastante mal estado, no fuera demolido, como estaba previsto, para ser sustituido por una casa convencional.


En la actualidad la Torre de Ercilla acoge al Museo del Pescador.



ALONSO DE ERCILLA
Nacido en Madrid el 7 de agosto de 1.533, le gustaba pasar grandes temporadas en Bermeo, pues el ambiente de Madrid no era de su agrado.

Poeta y soldado. Paje de Felipe Il, le acompañó a Inglaterra con ocasión de su boda con María Tudor. Decidió marchar a América, y llegó hasta la bahía de Penco, en Chile, donde se inspiró para su gran poema heroico La Araucana (Famoso poema épico, obra de gran valor literario e histórico, en que se describe la conquista de Chile por Valdivia y los encuentros de los conquistadores con los indómitos araucas. Se publicó en dos partes, en 1569 y 1589), que gira no sólo en torno a la conquista de Chile, sino también del resto de América. El autor la dedicó a Felipe II, y mereció el aplauso de Quevedo y Cervantes.



De este poema extraigo una estrofa (canto XXVII)

Mira al poniente a España, y la aspereza
De la antigua Vizcaya, de do es cierto
Que depente y procede la nobleza
Por todo lo que vemos descubierto;
Ves a Bermeo cercado de maleza
Cabeza de Vizcaya, y sobre el puerto
Los anchos muros del solar de Ercilla,
Solar antes fundado que la Villa.



Este poema épico es una muestra de la perfección alcanzada ya entonces por la lengua española. En La Araucana podemos hallar todos los tópicos renacentistas, pero apartándose de la retórica tradicional y asimilando todo eso al singular espíritu español, Alonso de Ercilla logró una armoniosa combinación de europeísmo culto, de primitivismo americano y de grandeza española. Murió en diciembre de 1.594.