Alberto Rodrigo es un pintor polifacético conocido sobre todo por haberse especializado en magníficos cuadros rurales, descubriendo la belleza escondida y mágicamente atrapada por sus pinceles en recónditas calles, casas y campos de los pueblos de España.
Sin embargo en este cuadro de Etxebarri (Vizcaya) nos presenta una faceta pictórica distinta a la que nos tiene acostumbrados. Su paleta se hace más impresionista. Exterioriza los colores, los doblega hacia su plenitud paisajística, llenándolos de cromatismo y encanto.
La naturaleza se hace exuberante de colores, la escala de verdes y azules, se completa con la escala de ocres y violetas. Es un cromatismo desbordado de sabiduría y tiene la impronta oriental de un cuadro japonés sobre todo por la perspectiva con la que ha colocado el pequeño puente situado en la primera fila del cuadro. No ha creído conveniente pintar todo el puente, sino solamente la parte superior, porque así el conjunto adquiriría un cromatismo impresionista oriental desbordado de riqueza cromática.
Sin embargo en este cuadro de Etxebarri (Vizcaya) nos presenta una faceta pictórica distinta a la que nos tiene acostumbrados. Su paleta se hace más impresionista. Exterioriza los colores, los doblega hacia su plenitud paisajística, llenándolos de cromatismo y encanto.
La naturaleza se hace exuberante de colores, la escala de verdes y azules, se completa con la escala de ocres y violetas. Es un cromatismo desbordado de sabiduría y tiene la impronta oriental de un cuadro japonés sobre todo por la perspectiva con la que ha colocado el pequeño puente situado en la primera fila del cuadro. No ha creído conveniente pintar todo el puente, sino solamente la parte superior, porque así el conjunto adquiriría un cromatismo impresionista oriental desbordado de riqueza cromática.