AQUELLOS AÑOS DE 1950,
Corrían en Castilla la Vieja, aires de emigración y tristeza, en aquellos malos años, donde la
agricultura, era tan solo un medio de subsistencia, para muchas
familias campesinas. El dinero que lograban sacar de sus cosechas, apenas les daba para poder vivir con dignidad, y los obreros sin otros ingresos, que los de su salario, se quedaban para tan solo poder
comer malamente. Llegaron noticias, de que en Las Vascongadas, se precisaba mano de obra, y pronto la emigración crecía,
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