Anteiglesia perteneciente a la merindad de Uribe. Durante la Edad Media fue un
barrio dependiente de la república de
Erandio hasta que en 1526 consiguió separarse en lo económico de su antigua matriz para construir
parroquia independiente y adquirir categoría de anteiglesia con asiento y voto número 36 (luego ocupó el 46) en las juntas Generales de Guernica.
Sus
casas fuertes
medievales - Gaztelueta, Torrea, Artaza - presenciaron en sus términos las enconadas luchas de bandos que, a lo largo de los siglos XIV y XV, caracterizaron el acontecer histórico del Señorío de
Vizcaya.
Leyoa perteneció a la parcialidad oñacina, los linajes de Trabudúa y Martiartu fueron aliados de la
casa Butrón en la ofensiva contra la parcialidad gamboina de los Avendaño.
La
iglesia parroquial de
San Juan Bautista se desmembró de
Santa María de Erandio, a la que era aneja, tras el pleito sostenido entre la feligresía de Leyoa y el patrón (Juan Alonso de Mujica) y beneficiados de Santa María. La sentencia compromisaria dictada por los arciprestes de Bilbao y Durango el 31 de octubre 1526 se inclinó a favor de los primeros con la condición de que enterraran sus muertos en la antigua matriz y acudieran a sus servicios religiosos tres festividades al año,
costumbre ésta que acabó por desaparecer con el tiempo.
A fines de siglo XVIII el marqués de Mortara y el dueño de la casa solar de Martiartu se repartían los diezmos, pero la presentación del beneficio cura correspondía únicamente al primero.
Las
ermitas estaban dedicadas a San Bartolomé y a Nuestra Señora de los Remedios, sobre la colina de Ondiz.
Por su ubicación junto a la ría y a la desembocadura del Udondo, la anteiglesia pudo combinar actividades marítimas con las tradicionales agrícolas y ganaderes del interior. Sus productos agrarios atravesaban la ría para ser vendidos en el
mercado de
Portugalete.
A partir del siglo XVI, con la creación del Consulado de Bilbao, la ribera leyotense comenzó a transformarse paulatinamente. Dos centurias después se inició la construcción de muelles, pero su actual configuración no se verá definida hasta mediados del siglo siguiente, cuando Máximo de Aguirre adquirió al Estado las marismas de Lamiaco y
las arenas de Artaza, pronto convertidas en zona industrial y residencial, respectivamente.
Allí instalaron sus mansiones los principales financieros y empresarios de la naciente industria vizcaína (Chavarri, Menchaca, Gana ...). La primera
fábrica instalada en el barrio industrial fue la
Vidriera de Lamiaco, a ésta siguió la Cámara Española, Delta y numerosas empresas de toso tipo.
El aumento de población que supuso la afluencia de mano de obra obligó a construir una
carretera cerca de la ría y un ferrocarril con
estación en Lamiaco.
En 1907 fue edificada en Lamiaco la iglesia de San Máximo, que en 1935 se constituyó en parroquia independiente.
Además de centro industrial, su importancia actual se ha visto incrementada con la ubicación en su término municipal de importantes Facultades de la Universidad del
País Vasco y por la construcción de la Autovía Bilbao-Guecho, lo que le ha convertido en una zona privilegiada por su fácil comunicación.