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HISTORIA DE OCHARCOAGA ***
EL CHABOLISMO
Las chabolas habían surgido en
Bilbao adquiriendo tal importancia que eran como
barrios o ciudades, con su vida propia, dentro de la Villa. Los núcleos más importantes fueron la falda del
Monte Banderas que mira a
san Ignacio, Los
Caños, Ollargan, Hirsuta y la Campa de los Ingleses, hoy llamada Abandoibarra. Su presencia era de lo más evidente, ya que se podían ver desde cualquier
rincón y las del último caso desde el
puente de Deusto con una panorámica perfecta.
Las levantaban los inmigrantes que, habiendo conseguido trabajo en pleno auge, se traían a sus
familias con ellos. Al no contar con permiso de construcción, todas las chabolas se construían por las
noches con los materiales mas primarios: maderas de deshecho, chapa de bidones, cartones... Durante el día se apilaba el material y en cuanto caían las
sombras se ponían de manos a la obra de forma que al día siguiente la
familia ya estaba ocupándola y no la podían echar de allí.
Por supuesto no contaban con sanitarios ni
agua, y las tomas de luz se hacía de forma fraudulenta. Llegaron a alinearse formando
calles. Los más espabilados abrieron rudimentarios
bares que llegaron a considerarse puntos de
reunión de los vecinos. En el Monte Banderas, incluso, tuvieron
iglesia y
escuelas propias.
El enorme
barrio que se formó en la Campa de los Ingleses, en el espacio comprendido entre el solar donde hoy se alza el
Museo Guggenheim y el puente de Deusto, surgió el
albergue que se montaron varias familias bajo el
viaducto, en la parte mas angosta inmediata al apeadero del ferrocarril de Santurtzi. De forma más rudimentaria, aquellos inmigrantes se acomodaron como pudieron desafiando a las inclemencias del tiempo.
El incremento de chabolas lo veía Bilbao día a día sin que nadie hiciera nada por solucionar el problema. Algunos, los mas pudientes dentro de la miseria que reinaba en la zona, llegaron a acomodar animales de
corral en habitáculos de increíble precariedad.
LA MISERIA QUE ASUSTÓ A FRANCO
La idea original de hacer Ocharcoaga – así se escribía entonces – nació como consecuencia de un viaje que Franco hizo a Bilbao. En cierto momento de su recorrido en
coche descubrió a través de las ventanillas la existencia de chabolas cubriendo las faldas del monte Banderas. “¿Qué son aquellas casitas que se ven en esa ladera?”, preguntó con su característica voz atiplada a sus acompañantes. Estos, con cierto rubor, salieron del paso contándole que eran chabolas construidas ilegalmente por la corriente migratoria que había tenido Bilbao con motivo de su auge industrial.
Dicen las crónicas que Franco comprendió inmediatamente el sentido del comentario de sus aduladores compañeros de vehículo. “Pues la próxima vez que venga no quiero ver ni una. ¡Háganles
casas como Dios manda!”, fue el inmediato requerimiento que hizo. Como las “observaciones” del caudillo eran veladas órdenes tajantes, quienes le acompañaban en aquel momento “cazaron” al vuelo el sentido de aquellas frases.
El mandato hizo estremecer a más de uno en el Ministerio de la Vivienda. Durante muchos años, las autoridades habían cerrado los ojos ante un tema, el del chabolismo, que, día a día, iba tomando proporciones alarmantes. Los cimientos de aquel organismo se tambalearon cuando se decidió de forma tan irrebatible que se debía dar una solución al problema. Y rápida.
NACE OCHARCOAGA
La solución que aportó el Ministerio de la Vivienda ante tal dictatorial requisitoria fue la construcción de una gran barriada que acogiera a todas aquellas familias. La voladura de las chabolas comenzó el 29 de agosto de 1961 en el Monte Banderas continuándose por los otros focos. Así nació
Otxarkoaga.
ARTICULO: Febrero 2005
Desde Pau Casals se aprecia la desordenada disposición de los
edificios que conforman el barrio. Y es que Otxarkoaga trepa por las faldas de
Santa Marina, lo que explica lo estrechas e intrincadas que son sus calles. Salta también a la vista que la urbanización de la zona se hizo deprisa y corriendo. Las autoridades, con el fin de acabar con el chabolismo que había instalado en ella a principios de los sesenta, decidieron levantar un barrio para los trabajadores emigrados de otras provincias. Sólo se tardó año y medio en construir 3.500 pisos. Por supuesto, tanta celeridad y la mala calidad de los materiales de construcción pasaron factura muy pronto a los vecinos, que sólo en los últimos años han apreciado verdaderas mejoras en sus viviendas y en las propias calles. Gracias al plan de urbanización aprobado por el
Ayuntamiento en 1.992 y que está próximo a finalizar, ha mejorado la accesibilidad a los edificios, la inclusión de trazados peatonales o la reordenación del tráfico son algunas de las medidas que se han ido adoptando. Además, recientemente se inauguró el
parking de la
calle Ciceruene, con capacidad para un centenar de vehículos y la nueva
plaza Ugarte situada en la misma zona.