Basílica de
Santa María Díaz de Haro, “Señora de
Vizcaya”, fundó la Villa en el año 1322 y comunicó a los portugalujos que buscasen el lugar más apropiado para construir una
iglesia en honor a la
Virgen María.
Para ello se eligió el lugar más elevado de la Villa.
Cronología: siglos XV-XVII (1492-1600)
Estilo:
Gótico-Renacimiento
Autoría: Juan de Garita, Sancho Martínez de Arego (
portada); Lucas Longa y Francisco Berriozabal (
torre)
Advocación
La iglesia está dedicada a la Asunción de la Virgen María.
Según la
tradición católica, al final de su vida María fue llevada al
Cielo y es, junto con el propio Jesucristo, la única persona que se encuentra en cuerpo y alma en el Paraíso, sin tener que esperar al Juicio Final y la resurrección de los muertos.
Se le representa entre nubes y rayos de sol y rodeada de ángeles, ya que fueron ellos quienes se encargaron de transportar su cuerpo a la Gloria.
Historia
La iglesia de Santa María de
Portugalete se encuentra en el lugar que ocupó una pequeña
parroquia gótica, mandada construir en 1322 por la Señora de Vizcaya, María Díaz de Haro. Portugalete era entonces una próspera villa mercantil, y pronto su población creció tanto que se hizo necesario construir una nueva iglesia.
Las obras empezaron hacia 1492 y se prolongaron durante más de cien años, hasta 1600. Gozó de muchas donaciones particulares y de legados de
familias nobles como los Salazar o los Gorostiza que abrieron sus
capillas en el templo. Durante la guerra carlista de 1873 el cuerpo superior fue bombardeado y hubo de rehacerse de la mano de Casto de Zabala y Francisco Berriozabal.
En 1951 el Papa Pio XII le otorgó el rango de basílica. Durante los años 1992 y 1994 se llevaron a cabo obras de restauración.
Edificio
El templo es de planta rectangular, distribuida en tres naves de cinco tramos, siendo la central más ancha. Se cubre con
bóvedas de crucería y la iluminación se realiza mediante
ventanas apuntadas, algunas con parteluz y decoración de bolas. Cuenta con triforio perimetral y, en los pies, el
coro neogótico proyectado en 1894 por Julio Saracíbar y financiado por Sotera de la Mier, con bella
escalera helicoidal de acceso.
Cincos capillas privativas se abren en las naves laterales, entre las que destaca en el muro del evangelio la
capilla de Salazar o de la Dolorosa, llamada así por el
retablo neogótico de esta advocación que tuvo esta capilla. Destaca en ella el sepulcro clasicista y la
reja baja de hierro forjado de cuadradillo rematado en florón de estilo neogótico de comienzos del siglo XX. Junto a ella, más cerca del
altar está la capilla de la Adoración de los Reyes. Costeada por las familias, en esta capilla de mediados del siglo XVI destaca el retablo de la Adoración de los Reyes, magnífico conjunto escultórico realizado por los hermanos loreneses Guiot y Juan de Beaugrant.
En el lado opuesto se abre la capilla de Gorostiza o de Santiago. Mandada abrir en 1569 por el capitán mercader Juan de Ugarte, quien se encuentra allí enterrado junto a su mujer, Teresa Gómez de Martiartu y Butrón, posteriormente pasaría a ser la capilla de Gorostiza y de la Mier como reza en la inscripción “Esta capilla es de Dn José de Goroztiza y su esposa Dña Sotera de la Mier. Fue reparada el año 1895”. Cuenta con un importante retablo manierista del taller de los Beaugrant, y, cerrando la capilla, una reja de hierro rematada en florero con el años de construcción, “Año 1569”, en el dintel. A continuación de la de Salazar se encuentran la capilla de
San Antonio, construida en 1542, y en la que destaca un
Cristo gótico hispano flamenco de finales del siglo XV, procedente de la desaparecida
ermita del Cristo de esta localidad. Y finalmente, la capilla de la Inmaculada, en cuya
bóveda pueden apreciarse los
escudos de Salazar, Muñatones, Uribarri, Butrón y Múgica decorando las claves.
Al exterior destaca su volúmen compacto y los arbotantes que, con una función sustentante, contribuyen a aligerar su factura.
Cuenta el templo con dos accesos: la portada principal, situada bajo la torre barroca, es de
arco carpanel y cuenta con una imagen de Virgen de estilo gotizante; y la portada de la Ribera, en arco de medio punto decorado con cabezas de putti en las dovelas y
dragones alados en el contrafuerte.
La combinación de elementos de estilo gótico –semicolumnas adosadas a los pilares cilíndricos, vanos apuntados,- y renacentista –capillas privadas,
portadas, decoración vegetal y animal- es uno de los rasgos más emblemáticos del conjunto.