Viernes 19 de noviembre de 2010
Andrés Avelino / María de la Divina Providencia
INICIO
Ap 10, 8-11: Cogí el librito y me lo comí
Salmo 118: ¡Qué dulce al paladar tu promesa!
Lc 19, 45-48: Mi casa es casa de oración, no cueva de asaltantes
Jesús desmantela todo el tráfico económico, político y religioso presente en el Templo, con el fin de restablecer la función original que tiene la casa de Dios: la oración, el encuentro personal y comunitario con Dios. La función del Templo se orientaba ... (ver texto completo)
Andrés Avelino / María de la Divina Providencia
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Ap 10, 8-11: Cogí el librito y me lo comí
Salmo 118: ¡Qué dulce al paladar tu promesa!
Lc 19, 45-48: Mi casa es casa de oración, no cueva de asaltantes
Jesús desmantela todo el tráfico económico, político y religioso presente en el Templo, con el fin de restablecer la función original que tiene la casa de Dios: la oración, el encuentro personal y comunitario con Dios. La función del Templo se orientaba ... (ver texto completo)
Hola Mª Carmen:
Me ha sorprendido que haces un comentario muy bonito sobre Lc: 45-48 a ver si te gusta este mio en poema.
PURIFICACIÓN DEL TEMPLO
Hay un refrán en el mundo que dice mas o menos así:
Demasiada confianza mata.
y se me ocurre pensar, que a nosotros los cristianos
también nos pueda pasar.
Pues todos en un principio recibimos al Señor,
y con amor y con gozo le dimos el corazón.
y pasamos de inmediato a ser templo del Señor.
Pero los años transcurren, y la confianza crece,
y llegamos a pensar que el Señor nos pertenece.
Y lo que antes era templo para el Espíritu Santo,
del mundo se va llenando de deleites y placeres
y acaba por convertirse en cueva de mercaderes.
No obliguemos al Señor a tomar de nuevo el látigo,
para tener que decirnos, como dijera ya antaño:
Mi casa es casa de oración, y no cueva de ladrones,
si queréis que more en vosotros;
limpiad vuestros corazones. ... (ver texto completo)
Me ha sorprendido que haces un comentario muy bonito sobre Lc: 45-48 a ver si te gusta este mio en poema.
PURIFICACIÓN DEL TEMPLO
Hay un refrán en el mundo que dice mas o menos así:
Demasiada confianza mata.
y se me ocurre pensar, que a nosotros los cristianos
también nos pueda pasar.
Pues todos en un principio recibimos al Señor,
y con amor y con gozo le dimos el corazón.
y pasamos de inmediato a ser templo del Señor.
Pero los años transcurren, y la confianza crece,
y llegamos a pensar que el Señor nos pertenece.
Y lo que antes era templo para el Espíritu Santo,
del mundo se va llenando de deleites y placeres
y acaba por convertirse en cueva de mercaderes.
No obliguemos al Señor a tomar de nuevo el látigo,
para tener que decirnos, como dijera ya antaño:
Mi casa es casa de oración, y no cueva de ladrones,
si queréis que more en vosotros;
limpiad vuestros corazones. ... (ver texto completo)