Un Americano, de visita de negocios a Japón, tras una intensa jornada de negociaciones, recurre a los servicios de una dama de compañía por horas.
Total, que se la lleva a la habitación y se pone en faena, con energía y mucha calentura.
El americano, que nunca ha estado muy seguro de su habilidad sexual, está encantado. El dale que dale y ella se pasa la
noche entera moviendo los brazos como loca y gritando:
“ ¡Fo Bla! ¡Fo Bla!”
El Americano da por supuesto que la tía está entusiasmada
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